sábado, 14 de marzo de 2015

Hipster Sex



     
     Después de  un duro día de trabajo, no hay nada mejor que un baño con sales aromáticas y un buen submarinista de cuerda buceando entre tus piernas,¡Es la gloria!
Estaba sola y como el submarinista no había aplacado mi deseo, me dirigí al cajón de la mesilla de noche donde estaba mi juguete para las grandes ocasiones: Thor. Pero cual fue mi sorpresa al descubrir que el vibrador se había quedado sin pilas, justo ahora...
Desnuda, me cubrí con una gabardina y bajé al Seven Eleven de mi amiga Chloe.
Mientras nos fumábamos un cigarro en la puerta el local, le contaba entre risas mi aventura sin baterías. Ella no paraba de reírse.  Cuando estaba a punto de pagarle los cuatro paquetes de pilas, apareció un chico de la nada y por su mirada noté que había estado escuchando toda mi historia escondido entre las estanterías del fondo. ¡Tierra trágame! Quise hacerme minúscula mientras se acercaba a la caja con su cesta llena de paquetes de patatas fritas, cerveza y pizza barbacoa.
Era guapo, muy guapo. Llevaba una camisa de cuadros de colores a modo de cazadora encima de una camiseta de Joy Division, unos vaqueros rotos en la rodilla, unas Doc Marten's verdes y unas gafas de pasta negras. Su cara aniñada era una mezcla entre Kurt Cobain y Buddy Holly.
Saludó a Chloe y ésta a su vez nos  presentó. Se llamaba Alex e insinuó que alguna vez me había visto por el Orwell's.
Me despedí de Chole, y Alex salió conmigo de la tienda acompañándome hasta la puerta de casa. Antes de separarnos intercambiamos números de teléfono por si nos apetecía una cerveza juntos.
Me dio un casto beso en la mejilla y vi cómo se alejaba.
      
Ya en casa, encendí velas e incienso... Me quité lentamente la gabardina frente al espejo.  Me gustaba lo que veía. Desnuda me miraba una y otra vez. Mojé mis dedos y los paseé por mis pezones que apuntaban al cielo. Mi pelo rubio, ondulante caía por mis hombros. Seguí acariciándome lentamente hasta llegar a mi pubis, jugueteé con el vello de mi monte de Venus y en su valle descubrí un potente clítoris, un clítoris guerrero, ardiente, latente, ...Me quemaba.
Busqué el placer en la gruta húmeda, metí mis dedos mojados fantaseando con  Alex  que me empujaba contra las estanterías de la tienda mientras todo se caía a nuestro alrededor.  Nos mirábamos, nos besábamos  como salvajes. Le quitaba las gafas y las tiraba al suelo, le arrancaba los botones de su camisa; Desabrochaba sus jeans dejando entrever su brillante glande y metía mi mano dentro de su pantalón, agarrando su polla con fuerza. Él gemía lamiendo mi oreja. Me cogió de la mano y me llevó encima de la nevera de los helados. Me follaba   sintiendo el frío en mis nalgas contrastado con el calor de nuestros sexos al penetrarme. Me corrí, y no una, sino varias veces empapando mis sábanas y mordiendo la almohada del placer.¡Uff! 
Volví a sumergirme en la bañera, esta vez con una copa de vino y un cigarrillo mientras seguía pensando en aquel hipster fanático de la salsa barbacoa.
Al día siguiente quedé con Alex.  Esperando que su realidad superase mi ficción.







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